0

RELATO VIAJE CUYO 2013

En 2012 con los “pibes” habíamos recorrido parte de cuyo, más que todo el “sur” de esta región, y nos faltaba el norte, o sea las provincias de San Juan y La Rioja, así que con tiempo nos pusimos a delinear un nuevo viaje (si justo al tiempo de volver de Tafí del Valle).
Me puse a delinear algunas hojas de ruta, ver fechas y lugares de
interés, y de a poco se fue armando. Un sábado nos juntamos en la casa de Edu a
comer unas pizzas y dimos el recorrido final de 12 días por el norte de cuyo.
Provincias por las que pasaríamos al menos una noche: San Luis, Mendoza, San
Juan, La Rioja y Córdoba.
Quienes seriamos de la partida, Edu, su mujer La Colo, Joe, Jorge (El
Paton) y yo. Como siempre y por un gusto personal, me encargue de la logística
del viaje, y un par de días antes de salir ya teníamos todos los hospedajes
reservados (en la sección Hospedajes están).
La fecha de salida era Lunes 4 de Marzo a media mañana, que por
cuestiones ajenas se alargó a casi el mediodía, pero sin problemas, salimos de
acceso oeste (YPF a la altura de Gral. Rodríguez) con destino a la primer
escala, Villa Mercedes, en San Luis. La primer parada la tuvimos que hacer unas
cuadras antes de donde la teníamos pensada, ya que el Honda Shadow ACE 750 de
Edu se quedó sin nafta, jaja, y con una botella de plástico por medio mi
Mondial Hd254 le hizo una “transfusión” de nafta para llegar a la estación de
servicio que estaba ahí nomás. Después de recargar combustible seguimos derecho
por la ruta 7, pasamos por el sur de Santa Fe y el sur de Córdoba, hasta que con
las últimas horas del día entramos a la provincia de San Luis, y al rato a
Villa Mercedes, de ahí derecho al hospedaje, dejamos las alforjas, y a cenar,
derecho, caminando unas cuadras para hacer la digestión, y así paso el primer
día de un gran viaje.
Segundo día, amaneció buenísimo, desayunamos en una estación de
servicio y cargamos nafta en otra (si así de loco estamos), retomamos la RN 7 y
llegando a la capital puntana, nos desviamos a la derecha y salimos a Potrero
de los Funes, un lugar increíble, dimos unas vueltas por el circuito callejero
y volvimos a la ruta, cargamos nafta en San Luis capital y otra vez a la ruta,
derecho a Mendoza capital, donde nos desviamos un poco por la RN 40 y retomamos
después la RN 7 para parar a cargar nafta y refrescarnos en la hermosa
Potrerillos, para después seguir y llegar una vez más al Hostel Internacional
Uspallata, donde nos dieron nuestras habitaciones, y nos fuimos a caminar un
poco por el valle, en un atardecer increíble, con la cordillera de los andes ahí
nomás. Después de una ducha reparadora fuimos a cenar a una parrillita que esta
entrando al pueblo y que el año anterior la habíamos visitado. Volvimos al
hostel y ahí relajados nos tomamos unas cervezas para distender un poco el rato
y reírnos a más no poder de anécdotas de viaje. Se hizo tarde y a dormir.
Tercer día, desayunamos en el Hostel, nos despedimos y seguimos viaje,
derecho por la RN 7, pasamos Uspallata y nos internamos en el camino entre
cerros, en plena cordillera de los Andes, hasta la entrada al Parque Nacional
Aconcagua, de ahí unos kms a pie y llegamos a un mirador desde donde podes
contemplar en su magnitud al monte Aconcagua. Volviendo paramos a sacar unas
fotos en el Puente del Inca y de ahí volvimos a Uspallata a almorzar. De ahí
sabia que teníamos que hacer 120 kms hasta nuestro próximo destino Barreal, de
los cuales 60 kms son en San Juan y 60 kms en Mendoza, de los 60 kms de
Mendoza, los primeros 30 son asfaltados y los últimos 30 de “ripio” fino y bien
asentado, y allá fuimos, pasando el ripio, y tomando otra ves asfalto ya sabes
que entras a la provincia de San Juan, y al rato estas pasando esa gran planicie
a tu costado izquierdo que es el Barreal, un suelo arcilloso de los que alguna
ves fue un lago y que con el tiempo se seco y formo esa planicie donde se
practica carro velismo y la derecha el camino que sale para el complejo de
observatorios astronómicos de Pampa del Leoncito, ya que esa zona tiene uno de
los cielos mas limpios de Latinoamérica. Y así llegamos a Barreal, un pueblito
perdido en el medio del valle de Calingasta, y de ahí derechito a la cabaña que
tenia reservada, del “Rancho Por Fin”. A la tardecita los chicos fueron a un almacén
cercana y compraron algo para hacer una buena picada, con una buena cervecita,
y al catre.
Cuarto día, dormimos a mas no poder, estábamos realmente cansado, era
el primer día completo de descanso y le dimos a la cama hasta cerca del medio día,
almorzamos lo mucho que dejamos de la picada, mini siesta y a la tarde salimos
a dar una vuelta por el valle, la dueña del lugar nos recomendó una bodeguita
vecina para ir a conocer a mitad de camino entre Barreal y Calingasta, así que allá
fuimos, al rato estábamos entrando a una “Bodega Boutique” como le dicen, y la
verdad que nos llevamos una rata sorpresa por la buena atención de su enólogo y
de toda la gente de ahí, nos dieron unos copones para probar los riquísimos
tintos que allí realizan, que se consiguen solamente en la bodega o en los
supermercados de los pueblos cercanos, el resto, o sea el 95% de la producción
va derecho a exportación. Esta bodega “Alta Bonanza de los Andes” es propiedad
de un Alemán que viaja apenas un par de veces al año, y es manejada por este enólogo,
100% recomendable para visitar. Compramos un par de tintos y un blanco y nos
volvimos a Barreal, obvio a buscar algún corte de asado, para darle marcha a la
parrilla, ya que un buen tinto debe ser acompañado por una buena carne roja, y
si es a la parrilla mejor; lastima que en pueblos alejados como estos no hay
buenos cortes de carne, así que tuvimos que conformarnos con unas hamburguesas
a la parrilla, con un mini show de stand up mío, cerramos así otro gran día en
este viaje.
Quinto día, a media mañana salimos para la estación de servicio del
pueblo, desayunamos, llenamos tanques y arrancamos, volvimos a pasar por
Calingasta y nos internamos en una espectacular ruta que se mete por el medio
de la pre cordillera, un primer tramo de la RN 149, después de un par de
paradas llegamos a Iglesia, nos refrescamos, cargamos nafta y seguimos viaje,
hasta una pendiente larga, y allá a lo lejos Rodeo, nuestro cuarto destino, y atrás
un poquito mas allá, el embalse Cuesta del Viento. Dimos unas vueltas por el
pueblo hasta que encontramos las calles y ahí la cabañita que tenia reservada.
Esperamos unos minutos hasta que llegaron los dueños, bajamos las alforjas y
bolsos, nos acomodamos y descansamos un buen rato, mini siesta incluida. Ya cayendo
la tarde, salimos a caminar por el pueblo hasta una almacén de pueblo donde
compramos algo para cenar, cosa que se destaco La Colo con unos fideos con
estofado que estaban para chuparce los dedos. Sobre mesa y a la cama.
Sexto día, mitad de viaje, después de un buen desayuno en la cabaña,
nos fuimos a conocer el embalse, salimos del pueblo, cruzamos la ruta y nos
mandamos por un caminito de ripio, creo que el primero (y no el ultimo) de este
viaje, hasta llegar a una “playa” de piedras que, como todo lago, laguna o
embalse cordillerano, las playas, obvio son de piedritas, tipo canto rodado. Ahí
mismo nos mojamos los pies, ya que estaba helada el agua, y no teníamos trajes
de baño, sacamos algunas fotos y nos quedamos un rato contemplando ese gran
espejo de agua. Al medio día volvimos al pueblo, y almorzamos en un barcito,
mini siesta en la cabaña, y volvimos al embalse, pero para el lado contrario al
que habíamos ido, directo al paredón que contiene el agua, una ruta bien
asfaltada, tranqui, que nos invito a hacer algo que teníamos ganas hacia un
buen rato, cambiamos de motos, Edu y La Colo pasaron a la tormado de Jorge, Joe
a mi HD254, Jorge al Shadow de Edu y yo al Twister de Joe, y así nos
divertimos un rato, paramos en un mirador, sacamos fotos y volvimos cada uno en
su moto, ya con la tardecita, al pueblo, a la almacén, a comprar algo para la
ultima cena en Rodeo, este hermoso pueblo al norte de San Juan. En la cabaña,
con Jorge prendimos el fuego de la parrilla, mientras Joe condimentaba y
preparaba dos espectaculares pollos, que al rato les estábamos entrando con una
riquísima ensalada. Pasada la media noche, con un cielo estrellado, nos fuimos
a dormir nuestra última noche en Rodeo.
Séptimo día, desayunamos y arrancamos, curvas y contra curvas y mas
curvas y llegamos a San José de Jachal, llenamos tanques, nos refrescamos y
seguimos viaje por la RP 49 derecho por la Cuesta de Huaco, un lugar increíble,
digno de visitar, y contemplar, incluidos un par de badenes con algo de agua en
su curso. Unos kms mas adelante empalma la RN 40 y se forma una recta larguísima,
hasta que pasamos a la provincia de La Rioja, y la recta termina en Guandacol,
y ahí cargamos nafta y nos refrescamos, unos kms mas adelante llegamos a un
cruce de rutas y a un pueblo, Villa Unión, justo al medio día, una parrilla que
nos habían recomendado estaba cerrada, un domingo al medio día, increíble, de
no creer, así que nos metimos en el pueblo a buscar donde almorzar, hasta que caímos
en la estación de servicio, donde comimos las mejores empanadas del viaje, después
postre en la heladería (que ahí tenemos una historia aparte) y seguimos viaje
por la RN 40, hasta entrar a una zona de ripio, la Cuesta de Miranda, otro
lugar increíble, un escenario natural único, una de las pocas partes de ripio
de la RN 40 que debería quedar de ripio, solo para preservar el entorno. Lo
pasamos, llegamos a Nonogasta y al rato estábamos en Chilecito. Bajamos las
alforjas y los bolsos, duchazos y descanso, para después ir a cenar a una pizzería
frente a la plaza del pueblo. Dimos unas vueltas y a dormir.
Octavo día, temprano arriba, desayuno, ajustes en las motos y
arrancamos. Volvimos a cruzar la genial cuesta de Miranda y en Villa Unión
tomamos la ruta que va al sur, derecho al parque nacional de Talampaya, y te
aseguro, que este tramo del viaje, esta cargado de anécdotas. La primera
fue llegando a Talampaya, vengo con mi moto adelante de la caravana de 4 motos,
separadas una de otra por mas de 30 metros, algo así como si fuera una Z media
rara, pero bue, tema aparte, yo venia adelante, y por el rabillo de mi ojo
izquierdo, veo a lo lejos que algo se movía, giro levemente la cabeza hacia ese
lado, y si, algo venia avanzando por nuestro lateral izquierdo, prácticamente
paralelo a nosotros, pero un poco mas rápido, miro el velocímetro, 90 kms/h, me
dije “wow eso viene rápido”, por un instante pensé que seria alguien con una
moto enduro, quizás entrenando para el Dakar, pero unos metros mas adelante, en
una curva, vi que no era nada de eso, sino un ñandú joven, corriendo anda a
saber de que, pero ahí me cruzo, unos 80 metros adelante mío.
Al rato llegamos y entramos al parque nacional de Talampaya, un lugar increíble,
pero caro para conocer si andas medio jugado de dinero, así que la próxima será,
pero lo interesante, que en la playa de estacionamiento a unos 150 metros, muy
tranquilo y sereno, andaba un zorrito, tranquilísimo. Arrancamos y seguimos
viaje para San Agustín de Valle Fértil, al rato tomamos un desvío para ir al
Parque Provincial de Ischigualasto, donde esta entre otras atracciones el Valle
de la Luna, y acá otro inconveniente, la vuelta guiada la teníamos que hacer en
nuestros vehículos, que era de unos 40 kms, y no la pudimos dar, ya que esta
ves estábamos justo con el combustible, así que hicimos un 2×1, la próxima ves
que pasemos por la zona, visitaremos los dos parques, pero ahí nos dimos el
gusto, de al menos, pasear por el museo que hay, y de obvio comprar unos calcos
para seguir llenando los parabrisas de las motos. Prendimos las motos y
emprendimos el último trayecto para llegar a Valle Fértil. Unos kms adelante,
la ruta corta un brazo de un cerrito cercano, y de ambos lados de las paredes
de piedra había unas vacas comiendo los pastos semi secos a ambos lados de la
ruta, imagine que con el ruido de las motos las vacas se ahuyentarían, y así
paso, menos dos que se quedaron, y que no eran vacas, sino un ternerito y un
toro, hijo y padre, a unos 100
metros frene la moto a 0, embragada y en primera, lista
para salir, el ternerito comiendo, y el toro plantado adelante mío, como enfurecido
por nuestra presencia, haciendo un movimiento con su pata delantera izquierda,
como arrastrando el casco del pie, y como si estuviera refunfuñando, es difícil
de explicarlo con palabras (es mucho mas fácil cuando lo cuento en mi show de
stand up). Miro mi moto color bordo, y recuerdo a los toreros y sus capas rojas
e insulto al aire, que mala suerte, miro por los espejitos retrovisores a mis
amigos, que despacito se alejaban para atrás, si estaba condenado a que ese
toro bravo en corneara y me haga volcar, pero un “muuuuuuuuuuu” salvador se
escucho a lo lejos, y el ternerito a los saltitos de fue por donde se habían
ido las vacas, y el toro atrás, como caminando, lento, mirándonos fijos, como
si dijera “te estoy mirando”. Media hora después reaccione del “cagazo” y
pudimos seguir viaje y llegar a Valle Fértil, ir al hotel, pegarnos unos buenos
duchazos, y cenamos recordando todo lo que habíamos pasado ese día.
Noveno día, desayunamos en el hotel, y a unas cuadras llenamos los
tanques de nafta y arrancamos, a los pocos kms pare en la banquina, para
sacarle una foto a la moto, habíamos llegado a los 60.000 kms de mutuo
compartir rutas y caminos. Salimos de la provincia de San Juan, pasamos por un
rato por la provincia de La Rioja (una ves mas) y llegando a Chepes nos para un
oficial de transito o policía o anda saber que, y así con algo de mala onda “de
donde vienen y a donde va?” “de Valle Fértil y a Mina Clavero” y “que andan
haciendo” “viaje de vacaciones” “sigan”, se que daba para cierto gaste, pero no
teníamos ganas de perder tiempo, así que seguimos viaje, al rato entramos por otro
rato a San Luis, por el norte de la provincia y en Quines paramos a almorzar,
sobremesa, charla con otros moto viajeros que iban en sentido contrario al
nuestro, y a seguir ruta. Entramos a la provincia de Córdoba, pasamos Villa
Dolores, y al rato un pueblito atrás de otro en este espectacular camino de
tras la sierra, pasamos Nono, Mina Clavero y legamos a Villa Cura Borchero, a
la Hostería Los Nidos, donde fuimos bien recibidos, dejamos los bolsos y
alforjas en las piezas y a descansar un rato, con las ultimas horas del día
arrancamos para mina clavero, a la peatonal, caminamos un rato y volvimos a una
pizzería que tiempo atrás habíamos visitado y probado la mejor pizza de rucula
y crudo, y esta ves, no fue lo mismo, pero la pasamos bien igual. Para el sur
de la zona, se veía llegar un frente de tormenta con varios relámpagos así que
nos volvimos para la hostería, pudimos meter las motos bajo techo y pasada la
media noche se largo un lindo aguacero que duro toda la noche.
Décimo día, por mas que faltaba poco para terminar el viaje, las
emociones no iban a terminar, por segunda ves íbamos a cruzar el camino de las
alta cumbres rumbo a Alta Gracia. Amaneció algo feo, y al rato llovizna,
arrancamos igual hasta la estación de servicio de Cura Brochero, llenamos
tanques, dejamos las motos bajo techo y nos metimos a desayunar, en ese mismo
momento se largo con todo, terrible chaparrón, al que le sumamos una granizada,
duro todo el desayuno nuestro, cerca de media hora, hasta que amaino, se
tranquilizo, solo llovizna, muy finita, así que prendimos las motos y salimos,
yo personalmente recordé en ese momento, que mi cubierta trasera estaba con
poco dibujo, y asfalto mojado podría llegar a molestar, pero seguimos viaje, la
temperatura había bajado un poco, así que solo remera y camperita del equipo de
lluvia y ahí salimos, pasamos Mina Clavero y enfilamos para las sierras.
Subimos y subimos, pero la temperatura bajaba y bajaba, al punto de
congelamiento y llegando a la cima, puse el guiño de la moto y pare en la
banquina, con bastante espacio, me saque la camperita del equipo de lluvia y me
puse un polar que llevaba en una alforja, según Jorge estaba violeta del frío,
y no yo solo, todos, nos pusimos a trotar cerca de las motos para agarrar
calor, y al rato seguimos viaje. En algunos sectores de la ruta por la banquina
veíamos rastros de hielo acumulado, seguramente de la granizada que había caído
hacia rato. Comenzamos el descenso y el paisaje majestuoso de las sierras,
pasamos por la estación terrena, donde hay enormes antenas parabólicas, y ahí nomás
el observatorio, otra ves trepar y a bajar, curvas y contra curvas y mas
curvas, Edu y yo nos adelantamos un poco Jorge y Joe se fueron retrasando, al
punto de que los perdimos, paramos y no venían y no venían, dimos la vuelta y
volvimos, y al rato en la salida de una curva estaban Joe y Jorge parados, Joe
tocando su moto, bah acomodando un espejo y moviendo el parabrisas, si se había
patinado y se fue al piso, y por metros se salvo de caer por un barranco, y así
fue como Joe tiene un terrenito en altas cumbres. Seguimos camino tranquilísimos,
pasamos Falda del Carmen, y al rato estábamos en una estación de servicio de
Alta Gracia, almorzamos súper relajados, sobremesa y seguimos viaje, y con mas
paisajes increíbles, el camino que une Alta Gracia con Santa Rosa de
Calamuchita, un lugar fantástico. Llegamos y fuimos al hospedaje, nos recibió
el dueño, un show el tipo, con su latiguillo “para escucha” nos hizo reír más
de una ves. Nos tiramos a descansar hasta entrada la tarde, ya tardecita, nos
fuimos a caminar un rato por el centro de Santa Rosa, volvimos y le pedimos recomendación
al dueño del lugar de un lugar bueno y barato para cenar y allí fuimos, era
bueno, muy bueno, pero barato para él. Hicimos una buena sobre mesa recordando
lo que pasamos ese día, y volvimos al hospedaje viendo que podíamos hacer al
otro día, siempre y cuando amaneciera lindo.
Décimo primer día. Lindo no amaneció, así que dormimos gran parte de la
mañana, hasta que a palancazos fuimos saliendo, fuimos a caminar una ves mas
por el pueblo, abrigados y con las camperas de lluvia, ya que estaba horrible,
dimos unas vueltas por la calle principal, compramos algunas cosas para
regalar, y como debía ser me traje una botella de fernet. A la tardecita en un
merecadito de la zona compramos algún salamito, papas, quesos, pan y festejamos
con una gran picada la última noche de este gran viaje de vacaciones. Así que
tempranito nos fuimos a dormir, ya que tempranito nos levantábamos para encarar
el último tramo hasta casa.
Décimo segundo día, y la gran … amaneció algo nublado, pero con ganas
de limpiar. Cargamos nafta en una estación de servicio en la salida de Santa
Rosa, y arrancamos viaje sin desayunar, ya que el barcito de la Estación estaba
cerrado, así que allá nos fuimos, todo el sur del valle de Calamuchita, hermoso
lugar. Paramos ya de día en Embalse Río Tercero, ahí si en una estación de
servicio con el barcito abierto y si pudimos desayunar un buen café con leche y
unas facturas. Hagarramos la RP 6, pasando por varios pueblitos hasta llegar a
uno que se llama La Laguna, ahí tomamos la RP 4 y le pegamos derechito hasta
que llegamos a La Carlota, ahí empalmamos de RN 8 y seguimos derecho, en algún
lado paramos a almorzar, donde, hoy no recuerdo, pero le pegamos derecho,
Entramos a la provincia de Santa Fe, pasamos por Venado Tuerto. Unos kms mas
adelante estábamos entrando a la provincia de Buenos Aires, y ahí nomás Colon,
Pergamino, Arrecifes, y llegando a Pilar, paramos en una estación de servicio a
realizar la ultima carga de nafta, y apurados porque en 2 horas jugaba Tigre,
ya que estábamos, nos despedimos de La Colo, Edu y Joe, ya que pasando Pilar y Tortuguitas,
en Talar nos desviábamos, para ir derecho a Tigre a nuestras casa.
Y este es el resumen, extenso, de un viaje que lo tuvo todo, uno de
esos viajes en moto que no te lo vas a olvidar jamás en la vida.

admin

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Ingrese aquí Captcha : *

Reload Image