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MIS 36 HORAS EN VILLA PEHUENIA

Definitivamente en la actualidad no hay rutas para motos tipo custom para llegar a Villa Pehuenia, o al menos que sean 100% asfaltadas.

Nos tomó mucho tiempo, como 12 horas recorrer la ruta desde Villa La Angostura, por el camino de los 7 lagos hasta Villa Pehuenia, pasando por Aluminé. Apenas 312 kilómetros, de los cuales tuvimos algo más de 90 kilómetros de ripio, muy difícil, mucho serrucho, por lo que teníamos que ir despacio. Pero llegamos, eso fue lo importante. Pasamos por un mercadito, compras algo para la cena, y a buscar el hostel, ya con la noche entrada.

Como a las 21 llegamos, y nos recibieron los dueños. Bajamos las alforjas de las motos, el bolso de las cámaras, y derecho a la habitación, duchazo, a cenar y a dormir.

Al otro dia, a media mañana nos levantamos. Mientras desayunábamos nos informamos de lo que podíamos hacer, y salió la idea de subir el volcán Batea Mahuida, lo bueno que se puede llegar con vehículos propios hasta mitad de camino y caminar el resto, así que allá nos fuimos. El lugar está dentro de una reserva aborigen, a la cual se abona un ingreso, y que en invierno además cuenta con un complejo de esquí.

El camino termina en un estacionamiento, a mitad de camino del volcán,a metros de una laguna “verde”, que sería el cráter tapado del volcán. Ya desde ahí la vista era genial.

La trepada con los metros se dificultaba, hasta que llegamos. Nos impactó ver tantos volcanos vecinos, tanto del lado Argentino, como del lado Chileno, hasta llegamos a ver a lo lejos el Lanin. Sinceramente la vista es impactante, nos quedamos un buen rato sacando fotos y filmando, para después emprender la vuelta.

Ya pasadito el mediodía, y volviendo al hostel, sin tener planes para el almuerzo, vimos en una casa un cartel que decía “empanadas de carne caseras” o algo similar. Paramos tocamos a la puerta, y salió una señora mayor, le encargamos apenas una docenita de empanadas, a lo que nos respondió “bueno, se las preparo, mientras preparo el fuego, en media horita estan”, camino unos metros, agarro unos troncos y se metió de vuelta en la casa. A unos metros había un kiosko, y unas mesitas en un lugar que parecía una plaza, compramos una gaseosa y ahí esperamos las empanadas. A la media hora justa estuvieron listas, eran fritas en grasa, más ricas imposible.

Con la panza llena volvimos al hostel a descansar un ratito y ver cómo encaramos la tarde. Así que planificamos ir un rato a una de las playitas sobre el lago Aluminé, para después ir al centro comercial a comprar algunos recuerdos. Y así fue, el calor de la tarde aumentaba y estaba buenos para ir con los shorts de baño en la moto hasta la playita. Te cuento que el agua no estaba tan fría como la del Nahuel Huapi, sino que estaba a una temperatura ideal para un buen chapuzón. Ya con los últimos rayos del sol volvimos al hostel, y nos encontramos con un cartel que decia que habia 2 menues para la noche, que salian tanto y que hasta cierta hora los podíamos pedir, y corriendo les avisamos a los dueños del hostel que queríamos un plato de cada uno.
Mientras se preparaba la cena, aprovechamos para armar las alforjas y darnos un buen baños. Teníamos todo listo para partir rumbo a un nuevo destino a la mañana siguiente.
Cenamos, tomamos unas cervezas, jugamos unos partidos de pool, y nos fuimos a descansar.
A la mañana siguiente compartimos el desayuno con Javier y CLaudia, los dueños del hostel, nos despedimos y sin poner fecha, prometimos alguna vez volver, y con más amigos.
y Así pasaron las casi 36 horas en Villa Pehuenia.

admin

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